POR FRANCISCO JAVIER RUIZ QUIRRÍN
… SÓLO “INFODEMIA”
HERMOSILLO.- ESTA ES LA ÚLTIMA semana del mes de Junio. Estamos
llegando a los 110 días desde que empezó el confinamiento como única vacuna –se
dijo- en su momento (por allá en el mes de abril) para prevenir el contagio de
Covid 19.
Tenemos
a Julio a la vuelta de la esquina y no se observa siquiera el inicio de una
“curva aplanada” a la que aspiramos todos. Ni en México, ni en Sonora. Al
contrario, hay días de nuevos récords por el gran número de contagios y de
fallecimientos.
Ahora
habría qué preguntarnos, ¿qué hicieron bien en China, Corea del Sur y las
naciones europeas como Italia y España, que de tremendos picos una semana a la
siguiente inició el descenso de su curva de contagios?
¿Por
qué los países gobernados por mujeres han tenido un mejor dominio de la
pandemia? Ahí está, en primerísimo lugar, Ángela Maerker, canciller alemana.
Luego
entonces, ¿qué han estado haciendo mal los gobernantes de Estados Unidos,
Brazil y México, para estar desbordada, sin control alguno, la enfermedad?
Bueno,
por lo pronto, Donald Trump, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador,
mantienen un denominador común ante la pandemia: La desestiman tanto que en lo
personal no admiten los protocolos sanitarios y su ejemplo es seguido por
millones de conciudadanos.
Paralelamente
a la presencia y expansión del Coronavirus en estos países de América, la
desinformación ha sido tanta de parte de sus gobiernos, que sus pueblos han
ingresado a un círculo de incredulidad. Esta ha traído por consecuencia la
movilidad, que ha frustrado la responsabilidad de quienes sí han aceptado los
confinamientos y el uso de la protección necesaria para no esparcir el virus.
Y
es que en México, López Obrador ha sido un pésimo ejemplo para sus millones de
seguidores. Primero aseguraba que a los mexicanos no llegaría el virus por ser
muy fuertes. Después, exhibió unas estampitas como “armaduras protectoras” de
la enfermedad y recientemente, se atrevió a decir que el no mentir, el no robar
y el no traicionar, ayudaría a vencer la amenaza.
“¡Salgan!”,
exhortó.
Hace
un par de semanas retomó sus giras por los estados y con ello fomentó las
manifestaciones, focos naturales de contagio.
Por
su lado, el subsecretario de Salud y vocero de esta pandemia, Hugo López
Gatell, aseguró primero que entre el 8 y 10 de mayo se viviría el máximo pico
de la pandemia. En esta fecha se registraban 1,800 contagios por día. Hoy, 40
días después, el número diario no baja de los 5,300 nuevos casos.
López
Gatell también aseguró en un primer momento que esta pandemia llegaría a
producir hasta 8 mil muertes. Hoy, rebasamos las 22 mil. Superamos a China en
este renglón, un país de 1,300 millones de habitantes y nos acercamos a los
tremendos números de fallecimientos que se dieron en Italia y España, con mucha
probabilidad de rebasarlos.
López
Gatell, ha dicho en varias ocasiones que las llamadas “pruebas rápidas” para
detectar nuevos casos “son inútiles” y que el “cubrebocas” también no es
efectivo. “Lavarse las manos constantemente y la sana distancia, es lo más
efectivo para evitar el contagio”, ha dicho.
Algunos
gobernadores, como Enrique Alfaro, de Jalisco, ha decidido aplicar pruebas
rápidas y algunos de sus homólogos le
han seguido el paso, pero de manera discreta.
Hay
entidades del país con muy pocos casos y hay otros, que cambian de epicentro de
la pandemia cada semana.
Sonora
empezó muy bien y ahora estamos dentro de las cinco entidades donde más se ha
disparado el contagio. Sin duda, el mensaje nacional que desestima la
enfermedad y el regreso generalizado a la actividad económica, son algunas de
las razones de que diariamente no baje de 300 casos y de 20 fallecimientos por
día.
Cada
gobernador, ha tomado sus acciones propias, independientemente de la
“infodemia” nacional, que a estas alturas ha invadido a todos.
Finalmente,
hay una coincidencia entre las distintas fuerzas políticas y sectores de la
economía en México:
Es
la primera vez en la historia, que el pueblo mexicano y sus gobernantes no se
unen, para superar un desastre.
Y
si reunimos el abismo económico que tenemos a la vuelta de la esquina y la
enorme confrontación entre mexicanos, la miseria y la caída son inevitables.
Y
cuando hayamos caído, seguiremos escuchando del Presidente que los culpables
son sus adversarios, esos “conservadores hipócritas que quieren tener los
mismos privilegios de la corrupción de los anteriores sexenios”.
El
Presidente nunca entenderá razones y siempre asegurará tener otros datos.
Mientras
tanto, es muy probable que dentro de poco tiempo, el pueblo grite desde el
fondo del barranco.
Podría
ser demasiado tarde.
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