POR
FRANCISCO JAVIER RUIZ QUIRRÍN
UN
AÑO EN PALACIO NACIONAL (II)… AÑOS LLENOS DE RESENTIMIENTO
HERMOSILLO.- LOS
GRUPOS radicales más extremistas en México, tienen ante el gobierno del
Presidente López Obrador la extraordinaria oportunidad de lucirse como tales.
Pueden tomar las
calles, tomar los inmuebles históricos. Pueden destruir la ciudad y la
autoridad competente los dejarán hacerlo.
Por un momento, se
viene a la cabeza el recuerdo de la barbarie provocada por las huestes de
Miguel Hidalgo y Costilla, una vez lanzadas a la calle con la bandera de lograr
un gobierno que, aunque dependiera de la corona española, lo determinaran los
nuevos ciudadanos de la Nueva España.
Ese era su concepto
de la independencia de la opresión española. Por eso Hidalgo permitió que su
gente arrasara con todo a su paso. Había casi 300 años acumulados de esclavismo
e injusticias, sobre todo en contra de los indios y mestizos.
Un punto culminante
del avance de Hidalgo y su gente fue el secuestro de pueblo y gobernantes de Guanajuato
en la llamada “Alhóndiga de Granaditas”, un viejo granero construido en el año
1800. Incluído el intendente, Juan Antonio Riaño –que había mantenido una
amistad con el cura de Dolores- todos fueron asesinados dentro de esa
fortaleza.
… Eran muchos años de
resentimiento acumulado.
En nuestros días en
México, es muy probable que el origen de la actitud cotidiana del Presidente
López Obrador y sus mensajes cargados de odio y división de distintos sectores,
sea precisamente, el que acumuló mucho resentimiento en contra de sus enemigos,
entre ellos algunos ricos y políticos de la vieja escuela del PRI, amén de los
“conservadores e hipócritas del PAN”.
Por ello, podemos
observar ahora a manifestantes con el rostro cubierto, destruyendo la ciudad de
México y atreviéndose a llevar a cabo todo tipo de desmanes, sin ser tocados
por autoridad alguna.
Bajo la premisa de
que “jamás permitiré que el pueblo sea reprimido” porque eso “ya quedó en el
pasado”, el titular del Poder Ejecutivo prefiere que se cuestione y vulnere la
Ley a cumplir con su juramento de cumplir y hacer cumplir con la Constitución y
las leyes que de ella emanen.
Así, vemos cómo los
delincuentes agreden y se burlan del ejército mexicano. Así observamos los
daños que delincuentes provocan en monumentos históricos de la ciudad de
México. Otro día, vemos la triste imagen de un connacional, quemando en las
instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, a nuestro Lábaro
Patrio.
Así también, ayer por
la tarde pudimos mirar a decenas de manifestantes “feministas” destruyendo todo
a su paso en Paseo de Reforma y Juárez, bajo el pretexto de conmemorar el Día
Internacional de la violencia contra las mujeres. Toda una ironía.
Es por esto, que a
unos cuantos días de que Andrés Manuel López Obrador cumpla su primer año en
Palacio Nacional, vea con beneplácito que sus seguidores (porque ellos admiten
haber sido inspirados por AMLO en aquellos años de la oposición al PRI y al
PAN) puedan hacer lo que él intentó y frustró en muchas ocasiones.
Son muchos años de
resentimiento acumulado. Llegó la hora de liberarlo.
POR SI algún
incrédulo se niega a admitir la convicción de AMLO por la izquierda radical,
sus íconos y el camino que construye a pasos agigantados rumbo a una dictadura
peor que la del PRI en sus mejores días, sólo basta con observar la exhumación
de los restos de los líderes del marxismo-leninismo, nuestros “comunistas de
huarache”, aquellos que soñaban con el “paraíso ruso de los trabajadores
implantado en nuestro país” –Valentín Campa y Arnoldo Martínez Verdugo- para
ser trasladados y finalmente sepultados en el Panteón de las personas ilustres
de la ciudad de México… Y suponiendo que la memoria de esos señores entre en el
marco del merecimiento, ¿Por qué no pensar en otros mexicanos ilustres, de la
derecha, o bien, los mártires de la religión “Católica”?... Evidentemente, la
mentalidad de don Andrés desconoce la democracia y la pluralidad… A como van
las cosas, dentro de poco tiempo mandarán a un museo la estatua de Cristóbal
Colón, en Reforma, para instalar en el mismo lugar la figura de Fidel Castro,
Hugo Chávez, o la de Evo Morales… Y dígalo que se lo dijo un loco.
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